Artículo de Opinión
Marzo 2021
Una nueva forma de planear
Víctor Esquivel,
Socio Director General de
KPMG en México y
Centroamérica
y Milton Ayón,
Socio
Director de KPMG en Panamá,
Líder
de Centroamérica
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La situación actual ha llevado
a las organizaciones a un profundo proceso de transformación. Más importante
aún, las ha encaminado hacia la optimización de las operaciones; un cambio de
paradigma conducido, eminentemente, por la digitalización de la empresa. Considerando
que el desarrollo de la economía digital y las inversiones en tecnología ya
eran imprescindibles para las organizaciones en Panamá, esta nueva coyuntura ha
orillado a los líderes a replantear y acelerar sus estrategias para convertirse
en empresas interconectadas, ágiles y con un enfoque especializado en el
servicio al cliente.
En la región, ocho de cada diez líderes aseguran que, a partir de la pandemia, crearon nuevos modelos de negocio digitales y flujos de ingresos, de acuerdo con el estudio 2020 Global CEO Outlook. Edición especial COVID-19. (Resultados de México y Centroamérica). Si bien en diversos sectores la revolución digital venía manifestándose desde años atrás, para una gran cantidad de organizaciones que se habían limitado a realizar mejoras marginales para seguir operando; este nuevo ambiente digital y el comportamiento de los consumidores sirvió como catalizador que aceleró su desarrollo y, en muchos casos, favoreció la incursión y expansión en nichos de mercado no contemplados previamente.
La
mejor forma de sortear la incertidumbre consiste en fortalecer los esquemas de
innovación y seguir incrementando la rapidez con la que el negocio se adapta a
la nueva realidad. Por ello, como parte de la transformación, cada empresa
necesita incorporar la tecnología más adecuada para lograr sus objetivos
estratégicos, modificando o replanteando su modelo de negocio para concentrarse
en las necesidades del cliente.
Dichos esquemas innovadores contemplan actividades estratégicas como la implementación de nuevos marcos de gestión a gran escala; mejoras en los modelos de operación; mayor enfoque en las fuentes alternativas de ingresos y en la experiencia digital del cliente, tendencias que se observan al exterior de las organizaciones y que la Alta Dirección debe tener en cuenta para asegurar el crecimiento de la empresa a corto y mediano plazo, así como una mayor participación de mercado.
Los retos de la implementación y despliegue de estos esquemas han llevado a los líderes regionales a consolidar la coordinación de estrategias al interior de las organizaciones, alineando y fortaleciendo todas las acciones, especialmente el desarrollo tecnológico y la ciberseguridad para proteger al negocio de vulnerabilidades. Esto exige capacitar a la gente en competencias digitales y enfoque en el servicio, a fin de generar avances decisivos en la experiencia del cliente y la eficiencia operativa, manteniendo una ventaja competitiva en el mercado.
En su agenda para 2021, el World Economic Forum plantea cuestionamientos acerca de cómo lograr la adopción tecnológica y la innovación en todas las industrias para subsanar las distintas vulnerabilidades de instituciones y negocios.
Para alcanzar metas tan complejas, el liderazgo de la empresa tiene la responsabilidad de ser cada vez más ágil y resiliente, pues en la nueva realidad deben evaluarse continuamente las estrategias de negocio y mantener una gran apertura para redefinir constantemente las prioridades.
Más que nunca, es necesario un enfoque
de pensamiento exponencial, reconociendo que la pregunta no es “¿Cómo volver
resiliente tal o cual modelo de negocio?”, sino reconocer que si una
determinada pauta está expuesta a demasiados riesgos que podrían comprometer su
sostenibilidad, es necesario prever cuál sería un mejor camino y realizar los
cambios necesarios en la agenda para mejorar las expectativas de éxito. Las organizaciones con mayores probabilidades
de prosperar son las que logren innovar, transformando sus modelos de negocio en
torno a un sentido de propósito que priorice el bienestar de colaboradores, clientes
y otros grupos de interés.
¿El fin de la planeación?
La apertura y la flexibilidad conducen a emprender acciones estratégicas, susceptibles de adecuarse a las condiciones cambiantes del mercado. En el pasado, los planes se basaban en la rigidez y la claridad sobre el rumbo que debía tomarse. Actualmente, las organizaciones se enfocan en cómo gestionar lo que está por venir en los meses más inmediatos, aprovechando las oportunidades y sorteando los retos conforme se van presentando, pues tanto las amenazas como las coyunturas favorables van moldeando la planificación.
¿Estamos ante el fin de la era de la planeación? No de la planeación, pues siempre es necesaria una mínima previsión del futuro, por más disruptivo que sea; pero sí de los planes rígidos, anclados en logros del pasado, que no se atreven a cuestionar los supuestos sobre los cuales podría sostenerse una nueva estrategia.
Las organizaciones que se limitan a reaccionar a los cambios incrementan sus posibilidades de perecer. Por ello, es necesario desactivar el piloto automático y tomar el control de la nave, evaluando constantemente qué funciona y qué no. Las demandas de una nueva generación de consumidores en un confinamiento forzoso cambian drásticamente de un momento a otro y, si antes era posible estimar las tendencias de comportamientos para generar proyecciones, los escenarios futuros deben prospectar acciones innovadoras que, a corto y mediano plazo, sean sustentables, responsables y redituables para las organizaciones en la región.
En el pasado, los factores exógenos o externos a la organización permanecían constantes durante más tiempo. Esto permitía que el rumbo estratégico definido por el liderazgo de la empresa se mantuviera sin cambios y la fuerza laboral pudiera enfocarse en la ejecución de tal directriz.
La incertidumbre es hoy parte de la nueva realidad y las turbulencias son la normalidad en este trayecto. Por ello, el liderazgo que se requiere tiene como reto replantear permanentemente la respuesta ante los factores externos, lo cual representa una gran oportunidad para capitalizar coyunturas favorables y transformar los modelos de negocio.
Nota: las ideas y opiniones expresadas
en este escrito son de los autores y no necesariamente representan las ideas y
opiniones de KPMG en México o KPMG en Panamá.
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